Aquella mañana me levante
temprano, era mi primer día de trabajo y no quería llegar tarde.
En la agencia que me contrató me dijeron que cuando llegara a mi
puesto de trabajo me estaría esperando el encargado del inmueble
para darme las instrucciones y así fue .
—Buenos días, ¿es usted
María ? tengo aquí sus informes y parece apta para el trabajo
—Si señor aquí estoy
para lo que usted me mande
—Como puede ver este es
un edificio de alto standig y eso requiere de un personal de limpieza
al nivel del mismo. Venga que le enseño el cuarto donde puede
cambiarse la ropa y allí encontrará el material necesario para su
trabajo.
A continuación me explicó
que debería limpiar el portal dos veces al día y siempre que yo
viera que estaba sucio ,sobre todo los días de lluvia así como el
ascensor. Las escaleras las limpiaría una vez a la semana desde el
primero hasta el décimo y que no me olvidara de poner el letrero de
suelo mojado una vez terminara de limpiar.
—Si está de acuerdo
firmamos el contrato y empezaría mañana. Tendrá un mes de prueba y
si lo hace bien, ese contrato se convertirá en indefinido.
—Me parece bien, ¿dónde hay que firmar?
—¿No quiere consultarlo
con la familia?
—No hace falta ,estoy en una edad difícil y no puedo esperar más tiempo,
necesito trabajar. Si quiere puedo empezar hoy.
—De acuerdo venga
conmigo.
Cuando regresé a casa me
esperaba lo de siempre. Un marido que no para en ningún trabajo y
un hijo que no se emancipa
Fueron pasando los días en los que acudía fielmente a mi puesto de trabajo con ilusión y procuraba
hacerlo todo lo bien que sabía
Al finalizar el primer mes
el encargado apareció y me informó que el contrato ya era
indefinido. La alegría fue infinita al igual que las gracias.
Una mañana de lluvia
estaba limpiando el portal cuando éste se abre y una voz varonil me
dice:
—Perdone pero me temo
que voy a mojar el suelo.
Al girar la cabeza para
ver quien era ,me encuentro con un hombre de mediana edad que de
forma dubitativa teme poner los pies en el suelo.
—No se preocupe que
luego lo limpio.
—Procuraré no manchar
mucho, responde mientras se acerca lentamente a llamar al ascensor
—¿Es usted nueva?
—Si señor llevo ya un
mes y me acaban de hacer un contrato indefinido
—Me alegro mucho,
entonces nos veremos más veces , yo estuve fuera por trabajo y por
eso no coincidimos.
Mientras me hablaba me
miraba fijamente y el brillo de sus ojos hizo chispas en mi corazón
y en mi estómago unas mariposas empezaron a revolotear. Aquello
no me podía estar pasando , pensé, tengo 55 años y una familia que
mantener y este hombre no está a mi altura , yo soy una limpiadora y
él por lo poco que sé, debe ser un gran hombre de negocios para
vivir aquí .
Pasados unos días estaba
terminando de limpiar las escaleras y oigo como se abre la puerta ,
al girar la vista veo al hombre con una mujer joven elegantemente vestida que
me saludan , les respondo sin levantar la vista y continuo con mi
trabajo, temo que si cruzamos las miradas mis mejillas se sonrojen .
Desde entonces cada noche
cuando mi marido quiere hacer el amor yo acepto sin rechistar ,
pero lo que él desconoce es que al tiempo que sus brazos me rodean y
su boca busca la mía, en realidad mi cuerpo se siente abrazado por
los brazos de ese otro hombre y mi boca se abre a la suya y eso
hace que las mariposas de mi estómago no paren de revolotear.
—Buenos días¿ cuánto
tiempo sin verla por aquí?
—Buenos días, es que
mi marido estuvo enfermo y venía por las noches hacer el trabajo
.
—Lo siento, fue algo
grave
—No algo pasajero ,
cuestión de unas semanas y ya está bien
Mientras hablaba no dejaba
de mirarme fijamente y eso hacía que las mariposas de mi estómago se
volvieran como locas hasta el punto de llegar ahogarme.
—¿Se encuentra bien? La
veo muy sonrojada si quiere puede subir a mi casa y le ofrezco un
vaso de agua. Se ha quedado muda,¿ qué le pasa no puede hablar.?, me
pregunta asustado
No podía articular
palabra y con gestos le hice entender que no pasaba nada , pero él insistía y cogiéndome del brazo subimos en el ascensor
hasta su piso. No quise entrar y desde el rellano le hice entender
que ya estaba mejor y él en cuestión de segundos apareció con un
vaso de agua que bebí a pequeños sorbos y recuperé la voz.
—Gracias no sé qué me
pasó, que me quedé muda.
—No se preocupe, ya está
bien que es lo que importa
Me despedí avergonzada y
regresé a mi trabajo mientras las mariposas encharcadas con el agua
dejaron de revolotear por un rato
Mi vida continuó de forma
monótona día tras día, mes tras mes y año tras año, lo único
que mantenía mi ilusión era cuando las mariposas recuperaban su
vuelo al verlo entrar por la puerta.
—Buenos días María
—Buenos días ....