EL HOMBRE PERDIDO

Aquella mañana en la librería se armó un gran alboroto, la gente se arremolinaba en una esquina , que sucede, que sucede se decían unos a otros.

—Algo pasa en la estantería de los clásicos, acércate hasta allí , me comenta mi jefa.

—Apártense por favor, déjenme pasar

—Hay un hombre tirado en el suelo que dice que se salió de un libro y no sabe como volver, me responde una joven

Me acerco y compruebo para mi asombro como un hombre mayor sentado en el suelo sostiene en su mano un ejemplar del quijote.

— Espere que le ayudo a levantarse

—Dejadme buena mujer que tengo que volver, me dice mientras me señala el libro abierto

Me acerco y le tiendo mi mano , pero él malhumorado no la acepta

— Señor debéis levantaros y así podré ayudaros.

—Dadme vuestra palabra joven dama de que así lo haréis.

—Lo haré si me contáis que os sucede.

—Estaba yo a lomos de mi caballo cabalgando por las llanuras de Castilla y de repente aparezco rodeado de toda esta gente.

—Si me lo permitís os ayudo a levantaros y vemos como volver a entrar en el libro

El hombre más confiado le tiende la mano a la joven que consigue ponerlo de pie y alcanzar una silla donde sentarlo

La gente que los rodeaba se fue marchando al ver que la situación estaba controlada

—Como os iba diciendo me he perdido

—Decirme ¿desde cuando os perdisteis?

—No lo sé , se lamenta el hombre, recuerdo vagamente que me agaché y al levantar la cabeza ya no supe volver a entrar en el libro.

La joven descubre de forma casual debajo de la estantería unas gafas, las recoge se las pone al hombre y le dice

—Mi señor ya podéis regresar a cabalgar por las llanuras de Castilla

El hombre atónito abre su libro y continúa con su aventura. De regreso a su puesto de trabajo la joven le informa a su jefa de lo sucedido y ésta una vez comprueba que todo está en orden la felicita por su buen trabajo.