POR FIN JUNTOS

Todas las tardes a la hora de la merienda se ponía guapa, sacaba del joyero su collar de perlas y su diminuto reloj regalo de su difunto marido , a continuación recogía su pelo en una redecilla de forma que sus vivarachos ojos, lucían en medio de su cara como dos luceros. Con sus temblorosas manos paseaba la barra de rojo carmín por sus labios y espolvoreaba sus mejillas con polvos de talco a falta de otra cosa. Se miraba al espejo y salía camino del comedor.

Aquella tarde al sentarse en su mesa observó un revuelo de voces llegando a sus oídos que había uno nuevo. Todos buscaban al novato hasta tal punto que cuando alguien entraba era pasto de todas las miradas.

A él lo habían llevado allí por decisión de todos, eso le hizo entender que no podía negarse .

Aquella era su primera tarde, a regañadientes y con cara de pocos amigos enfiló lentamente sus pasos hacia el comedor.

—Venga conmigo que le asigno una mesa , le dice una joven , ya verá que bien lo va a pasar ,aquí hará amigos.

—Yo no quiero hacer amigos.

—Como usted quiera, siéntese aquí que pronto le traerán la merienda.

El hombre malhumorado acepta y sin más toma su café con galletas , de repente al levantar la vista se le ilumina la cara al encontrarse con ella .

—¡Mi amor, estás viva!  esos mal nacidos me hicieron creer que habías muerto

—Claro que estoy viva cariño ,ven vamos a dar un paseo por el jardín.

Desde entonces son pareja oficial, él piensa que es su difunta esposa y ella acepta el papel , ya tiene alguien para quien ponerse guapa.