jueves, 4 de julio de 2013

LLUEVE



El agua camina  detrás de los cristales y mientras veo deslizarse las gotas  sobre su superficie, mi mente viaja hacia el pasado, al día en que nos conocimos,
al instante primero en que tus labios se aferraron a los mios en un beso lleno de deseos contenidos
teniendo como único testigo al ruido del mar y el atrio de la iglesia.
! Que beso Dios¡ exclamaron los angeles que escondidos entre las piedras de la iglesia nos vigilaban.
A partir de ese instante el desefreno de nuestros deseos se hizo realidad.
Ha dejado de llover, pero mi mente se niega abandonar aquellos momentos vividos a tu lado

2 comentarios:

  1. Qué beso, dios. Para eso hicieron las iglesias.
    Un beso, dios.
    Juan M

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  2. gracias por tu comentario Juan Manuel, claro que las iglesias se hicieron para darse besos en el atrio, sobre todo cuando nadie te ve. ( bueno aquí estaban los angeles)jejej
    Puri

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